El COVID nos mostró la fragilidad del ser humano, ya que a pesar de los avances de la ciencia, los médicos y científicos nada podían hacer debido al desconocimiento sobre esta enfermedad. También nos mostró que no estábamos preparados para enfrentar una crisis de salud mundial como esta.
Hemos sido testigos del rompimiento de muchos esquemas, formas y métodos de hacer las cosas. Surgieron nuevos emprendimientos y la creatividad del ser humano se puso a prueba, la palabra disrrupción cobró vida quedando demostrado que las crisis tienen un lado positivo, pues nos hacen reaccionar y tomar decisiones para salir adelante.
Asimismo, todos nosotros vivimos en carne propia el impacto provocado por este virus en las estructuras socioeconómicas a nivel global y los efectos que esto tiene en la educación. Esto nos ha obligado a hacer una revisión de los modelos educativos, la metodología y todos los aspectos pedagógicos utilizados por años y que hoy ya no son viables de desarrollar en el aula debido a las diferentes medidas sanitarias, tales como el distanciamiento social y físico, sanitización, aforos, uso de mascarilla, etc.
La educación en todos sus niveles, fue retada a cambiar su metodología y los esquemas de aprendizaje, e implementar de forma inmediata, las herramientas digitales que permitieran trasladar el aula a la casa, ya sea a través de una computadora, una tablet o un teléfono celular. Se rompió el concepto del aula de cuatro paredes y los viejos esquemas de pupitre, profesor, pizarra y salón de clases.
Este nuevo contexto social que estamos viviendo hoy, ha hecho que volteemos la vista hacia la virtualidad como la gran alternativa de la educación post pandemia.
La virtualidad nos ha demostrado que es posible desarrollar la educación con altos estándares académicos, a través del uso de herramientas tecnológicas y de plataformas educativas amigables y efectivas, que garanticen un proceso de formación sólida, con calidad y en el marco de los principios y valores que sustentan a nuestra institución.
Apenas inicia este nuevo tiempo y por lo tanto tenemos muchos retos por alcanzar, como la creación de material didáctico que responda a esta nueva modalidad, entender el nuevo rol del docente en la modalidad virtual, o a distancia, que exige el desarrollo de nuevas competencias para facilitar el proceso de aprendizaje, así como nuevas maneras de establecer una comunicación interactiva docente-estudiante, etc.
Pero lo más importante será tener la capacidad de adecuarnos a las nuevas exigencias de la educación post pandemia.
M.Th Mynor Herrera
Miembro de Consejo Nacional de Ministerios Verbo Guatemala