Cultura de Honra por James Jankowiak

¿Has pensado cuantas veces la Biblia nos habla de honra y de cuan poco sabemos realmente sobre lo que es honrar a Dios o a una persona como la Biblia lo enseña?

Nuestro Creador es tan bueno y bondadoso que parece justo y correcto el honrarlo, o sea, mantenerlo en la mas alta estima, digno de recibir nuestra completa adoración y amor. Apocalipsis 4:11 nos da una de las razones primordiales: “Digno eres tú, oh Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tu has creado todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron creadas”.

¿Pero que de honrar a los seres humanos? Aquí tenemos unos ejemplos de lo que el Señor nos manda hacer:

«Pagad a todos lo que debéis: al que tributo. tributo: al que, impuesto, impuesto; al que respeto. respeto; al que honra, honra (Romanos 13:7)».

«Honrad a todos; amad a los hermanos; temed a Dios: honrad al rey (1d. Pedro 2:1 7) «.

«Honra a tu padre y a tu madre…para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra (Efesios 6:2-3)».

Dependiendo del caso, el idioma castellano utiliza «honrar» o «honra» para demostrar el aprecio que se tiene por alguien debido a su virtud y mérito. estimar o respetar a alguien. enaltecer o premiar el mérito de alguien. Honramos a ciertos individuos porque merecen – a nuestro parecer- este tipo de consideración.

Por ejemplo, el apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 5:17: «Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza». Este versículo es fácil de aceptar.

No habla de cualquier dirigente de la iglesia sino los que realmente se esforzaban para hacer un buen trabajo de cuidar a los fieles y que logran predicar y enseñar en forma sólida y edificante. Nuestra respuesta ante tal situación es: «Si. «Los honramos” «Lo merecen». Y claro, lo merecen. Hasta los no cristianos reconocen este tipo de honra. ¿Pero qué tal la situación de honrar el rey (¿presidente? en nuestro país) si resulta siendo un corrupto e incompetente explotador del pueblo? ¿O que tal un padre mujeriego, violento, abusador que incumple con todos los deberes de paternidad? ¿Merece ser honrado?

Allí tenernos la perspectiva que diferencia el mundo y Dios en relación con honrar a los otros. El mundo juzga a base de su percepción de mérito. Los que no cumplen con destreza sus deberes o que no sobresalen en determinadas áreas, no son dignos de la honra que el mundo ofrece.

No sólo esto, la falta de honra, la deshonra y el desacato, separan personas. Personas que no se sienten honradas pierden su autoestima o desarrollan mecanismos de rechazo contra los que no les honran. En los peores casos, la falta de honra, causa enemistades.

En contraste, Dios juzga a base de lo que Él estableció como verdad. Cuando pagamos la deuda de honrar a los que debemos honrar, mostramos el amor de Dios. Cuando honramos el presidente, honramos a la institución del gobierno civil que fue instituida por Dios.

Cuando honramos a nuestros progenitores, honramos a Dios que nos puso con ellos y reconocemos que las condiciones de nuestro nacimiento y crecimiento son exactamente las que necesitamos para desarrollamos plenamente.

No sólo esto, cuando honramos a los que a nuestro parecer no lo merecen, estamos manteniendo abierto un canal de comunicación que de repente resulta en la oportunidad de ayudarles a cambiar sus malas modalidades y hasta recibir la salvación.

Este es el sentido de la instrucción que Pablo dio en Romanos 12:20-21: ‘Más bien, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer y si tiene sed. dale de beber. No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien».

Lo importante es tomar la firme decisión de nunca hablar de otros con desdén o menosprecio sino practicar honrarlos. La honra es un cemento que une personas. Es un camino de paz. Es una herramienta divina para edificar a todo ser humano. Finalmente, recuerden que Dios honra a los que honran.


James Jankowiak

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