De gracia recibí, daré de gracia por M. Th. Leonel Soberanis

Como creyentes podemos recordar como éramos antes de conocer a Jesús, y no solo como éramos, sino a donde nos dirigíamos con nuestra vida.

Hoy día después de un tiempo de ser cristianos, ¿podemos recordar las veces en que hemos visto al Señor manifestarse en nuestras vidas?, ¿las veces que nos hemos encontrado con Él?, ¿las veces que nos ha ayudado?, si lo podemos hacer, lo que vendrá a nuestra mente y corazón, será gratitud, acciones de gracias y por supuesto el decir ¡Gloria a Dios!

Hoy, sin lugar a duda, murieron muchas personas por diferentes circunstancias. La pregunta es ¿les habrá compartido alguien acerca de Jesús? Y quizá, la pregunta más importante, ¿qué habría hecho yo si Dios me hubiera dado la oportunidad de compartir con alguno de ellos? Seguramente, me habría esforzado por compartirles con todo mi corazón, habría orado por ellos, quizá, hasta les habría rogado para que se arrepintieran de sus pecados y pusieran su confianza en Jesús.

Pero la verdad es que, tal vez ni me enteré quienes murieron, lo mas probable es que nunca los conocí, o tal vez conocí a alguno. Posiblemente pienso, “Dios, dame la oportunidad de compartir de ti, todo lo que has hecho conmigo”. Cuando pensamos en Dios, nos damos cuenta de que las evidencias de la grandeza de dios son visibles por todos lados. El Salmo dice: “…él nos salvó por amor de un nombre, para hacer notorio su poder” Salmo 106:8.

Todos nosotros estamos rodeados diariamente por personas que necesitan escuchar de Dios, nuestra familia, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio y amigos; cada uno esta esperando buenas noticias, escuchar que hay un Dios en el cielo, que es leal y de quien vale la pena hablar. De hecho, Dios ya ha preparado de antemano encuentros en los que Él quiere que nosotros seamos canales de Su bendición.

Sin necesariamente esperarlo, nos encontraremos en situaciones en las que vamos a tener la oportunidad de “compartir nuestro testimonio”, lo que Dios ha hecho en nuestras vidas; Dios nos hará saber, que la persona con la que estamos hablando, necesita conocer de Él. Y como buenos discípulos suyos, debemos prepararnos para ese momento, el cual puede darse inmediatamente después de leer esta nota.

¿Cómo puedo estar preparado?

Lo primero, es estar consciente de mi compromiso con Jesús, de honrarlo, obedecerlo y servirle todos los días de mi vida, hasta que Él me llame a su presencia.

Segundo, darme cuenta del gran amor de Dios, que envió a su Hijo Jesús a morir en la cruz, siendo sin pecado para pagar por nuestros pecados.

Tercero, que el tiempo es corto, que no sabemos en realidad cuanto tiempo tiene la persona que Dios nos envía, “o, nosotros”.

Cuarto, necesito interceder ante el trono de Dios, por gracia, sabiduría, guía y manifestación del poder del Espíritu de Dios para el momento en el que voy a esta compartiendo. Interceder también por la persona, aunque no tenga ni idea de quien o como es esa persona.

Quinto, buscar algún método que me guste, que me parezca fácil, que me sea practico.

Por ultimo, darle gracias a Dios anticipadamente por lo que Él va a hacer, con Su Espíritu, a través mío.

La palabra de Dios dice: “…de gracia recibisteis, dad de gracia” Mateo 10:8. Todos y cada uno de nosotros hemos recibido de Dios, Él se nos ha manifestado de diferentes formas, nos ha ayudado tantas veces, que lo único que nos queda es bendecirlo, agradecerle, y servirlo, sabiendo que, lo que Él quiere, es bendecir a Su creación, a las personas que aún no le conocen. Pidamos a Dios, poder compartir de Él, poder ser un testigo útil a su amor a nosotros y a los demás.


M.Th Leonel Soberanis
Miembro de Consejo Nacional de Ministerios Verbo Guatemala

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *