El tema del discipulado es de gran relevancia en el corazón de Dios y el de Jesús, Su Hijo. Debemos orar, estudiar y analizar la escritura y proponernos de corazón obedecerla todos los días, esforzándonos por ser Sus seguidores o discípulos apasionados. Esta será la base fundamental para cumplir con Su encargo de “ir y hacer discípulos”. El ser discípulo o aprendiz de Cristo es un proceso que nos tomara toda la vida. El apóstol Pablo lo describe como el llegar a ser “…un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
Esto quiere decir que debemos aprender a pensar como Jesús, a través de conocer y entender la Escritura: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” (Romanos 12:”). Debemos, también, aprender a tener un estilo de vida similar al de Jesús:” … si alguno quiere venir en pos de mi, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Y, además, debemos esforzarnos por estar haciendo las obras que Jesús hacia: “…El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12).
Como cristianos es muy importante asegurarnos de que nos estamos esforzando por ser discípulos y por hacer discípulos de Jesús. ¿La prueba? Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis…” (Mateo 7:16). Lamentablemente, muchos creyentes pierden las bendiciones de Dios, por no seguir las instrucciones en Su Palabra.
En otros casos, encontraremos “cristianos” solo con apariencia de piedad, ya que su conducta o actitud reflejan un mal fruto. De esto profetizo Isaías, diciendo: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mi con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón este lejos de mi, y su temor de mi no es mas que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (Isaías 29:13).
Como seguidores de Jesús, debemos cuidar de no perder ni una sola de las bendiciones que Dios ha preparado para cada uno de nosotros. Eso se hace estando alertas a algunas situaciones que nos obstaculizan para ser verdaderos discípulos, entre ellas:
- La naturaleza humana, que no desea incomodarse.
- Perder consciencia de que debemos conocer y entender la Palabra de Dios.
- Problemas para dedicarnos a la lectura.
- Debemos aprender a ser guiados por el Espíritu de Dios.
- Nos cuesta obedecer a Dios (consciente o inconscientemente).
- Humanamente, tenemos la inclinación a hacer lo malo.
- A veces, dependemos de lo que nos dicen las demás personas.
- La ciencia, la tecnología y los medios de comunicación, a veces nos plantean otras verdades.
- La tendencia humana a se indiferente a las verdades de Dios.
- El tener un cristianismo de tradición que ignora la Palabra de Dios.
En conclusión, el plan de Dios es bendecir a Su creación a través de hombres y mujeres que sean seguidores o discípulos de Su Hijo Jesús, cristianos que piensen como Él, con un estilo de vida similar al de Él y que hagan Sus obras. Esto demandara que cada seguidor de Jesús tenga una relación personal e intima con Él, estudiando constantemente Su Palabra, buscando la guía del Espíritu Santo y siendo parte activa en el cuerpo de Cristo. Todo esto lo llevara manifestar el conocimiento y poder de Dios, gozando su salvación y de cada día de su vida cristiana.
M.Th Leonel Soberanis
Miembro de Consejo Nacional de Ministerios Verbo Guatemala